Anadenanthera spp.
Constantino Manuel Torres y David B. Repke, autores de Anadenanthera: Visionary Plant of Ancient South America, el estudio más completo sobre esta planta sostienen: «El género Anadenanthera fue, junto con el tabaco, uno de los embriagantes chamánicos más utilizados.
Su distribución es principalmente sudamericana e incluye dos especies con dos variedades cada una.
Los primeros indicios de la utilización de plantas psicoactivas en Sudamérica los proporcionan los restos de semillas y vainas recuperados en yacimientos arqueológicos de hace cuatro milenios.
Las semillas se tuestan, se pulverizan y se inhalan por la nariz, o se fuman en pipa o en forma de puros».
También señalan que «las primeras descripciones del uso de plantas visionarias en América se refieren a la fumada de tabaco y a la inhalación de semillas pulverizadas de Anadenanthera peregrina por los taínos de las Antillas Mayores […]
La primera descripción de las prácticas de inhalación de materiales vegetales en América fue escrita por Cristóbal Colón a partir de las observaciones realizadas durante su segundo viaje (1493-1496).
Durante su breve periodo de residencia en la isla de La Española, Colón observó que los nativos realizaban una ceremonia religiosa en la que la inhalación de un polvo psicoactivo era parte integrante».
En el sitio arqueológico de Chiribiquete (ubicado en los departamentos de Caquetá y Guaviare en Colombia) se han identificado cientos de miles de ejemplos de arte rupestre producidos posiblemente por el pueblo Carijona. Los dibujos más antiguos podrían tener hasta 20,000 años. Las pinturas de los abrigos rocosos incluyen representaciones de plantas sagradas, entre ellas la acacia psicoactiva Anadenanthera peregrina conocido como yopo. Según el arqueólogo y antropólogo colombiano Carlos Castaño-Uribe, autor del imprescindible estudio Chiribiquete: la maloka cósmica de los hombres jaguar: “En la iconografía sagrada, la semilla de yopo se representa con un tallo espigado y una bifurcación de inicio de germinación. A medida que crece la plántula va formando una rama central (tridígito). En muchas representaciones se sintetiza la imagen con una germinación totalmente horizontal y unas ramificaciones de hojas ascendentes, que están asociadas a bailes con el Poste de Centro del Mundo, un aspecto clave de los rituales de danza observados en Chiribiquete.”
Las imágenes del microscopio confocal que hemos incluido en la página web son de Anadenanthera colubrina, que procede de Sudamérica. Las pruebas arqueológicas irrefutables en forma de semillas reales que mencionan Torres y Repke proceden de yacimientos del norte de Chile y Argentina, así como de Bolivia, cerca del lago Titicaca. También hay bandejas de rapé extraordinariamente artísticas y otras parafernalias asociadas a la ingestión de las semillas tostadas y trituradas que contienen altas cantidades de bufotenina.
Conocí a Manolo Torres en 1983, cuando ambos teníamos becas Fulbright para trabajar en proyectos en Chile. Yo estaba haciendo la investigación necesaria para editar y traducir una antología bilingüe de poesía chilena contemporánea diez años después del golpe militar. Tuve el raro privilegio de ver a Manolo mientras trabajaba en sus hipótesis y en sus fascinantes preguntas, aún sin resolver en ese momento, cuando me invitó a visitarlo en San Pedro de Atacama, uno de los lugares más secos y hermosos de la tierra. Momias antiguas, bandejas de rapé y, por la noche, ¡más estrellas de las que jamás había visto! ¡La Vía Láctea allí es un río blanco!
La especie Anadenanthera peregrina, estrechamente relacionada, llamada cohoba por los taínos en el Caribe, fue documentada por un fraile, Ramón Pané, a quien Colón encargó el estudio de las ceremonias y antigüedades de los indígenas que habitaban las islas. Pané, a partir de 1494, trabajó durante cuatro años enteros en su investigación etnográfica, que incluía referencias específicas a este polvo psicoactivo elaborado con las semillas de A. peregrina. La Inquisición produjo la violenta prohibición de esta planta sagrada y de los rituales asociados a ella que se consideraban una fuente amenazante de la coherencia social indígena y una competencia no deseada con el cristianismo. Esta tragedia también marca el inicio de la devastación ecológica perpetrada por los europeos en América. Y, por supuesto, el costo humano regional con respecto al posterior exterminio de la población amerindia de las Grandes Antillas no podría ser mayor.
La evidencia paleoetnobotánica descubierta por un equipo de investigadores dirigido por Matthew E. Biwer durante las excavaciones en un sitio en Quilcapampa sugiere fuertemente que la cultura Wari durante el Horizonte Medio (600-1000 d. C.) produjo una bebida fermentada psicoactiva mediante la combinación de drupas de Schinus molle y semillas de Anadenanthera colubrina (vilca) semillas. Según este artículo publicado en la revista Antiquity: “La chicha de molle infundida con Vilca permitió una experiencia psicotrópica más inclusiva en la sociedad Wari. Quizás por primera vez en los Andes, el consumo de vilca fue más allá de los líderes espirituales que se comunicaban con el reino sobrenatural”. La participación pública y ritualizada de este brebaje es un ejemplo del antiguo uso de alucinógenos en Perú para coordinar la acción colectiva y crear cohesión social.
En el extraordinariamente perspicaz y exhaustivo estudio «Usos contemporáneos de la Vilca (Anadenanthera colubrina var cebil): Una importante planta ritual en los Andes», Verónica S. Lema, antropóloga de la Universidad Nacional de Córdoba en Argentina, destaca «el valor ritual perdurable» de la A. colubrina desde un pasado prehispánico hasta el mundo surandino contemporáneo. La vilca o cebil, dice Lema, se utiliza con fines mágico-religiosos, médicos y veterinarios, así como para la construcción, el combustible, el forraje, el teñido y la fabricación de artefactos. En consonancia con las concepciones andinas de la enfermedad, Lema describe cómo se cree que las semillas de vilca «actúan como amuletos protectores, desempeñando una doble función: escudar el cuerpo para impedir el desplazamiento de su espíritu y encarnar un movimiento continuo de rotación, [que] obliga a la negatividad entrante a invertir su trayectoria y regresar a su punto de origen.» Lema proporciona información detallada sobre las múltiples formas en que la A. colubrina se utiliza no sólo como protección y para atraer la buena suerte, sino también como purga, limpiador, medicina y bebida ritual, así como ingrediente de los paquetes rituales para los altares ceremoniales (mesas). Lema llevó a cabo este trabajo de campo entre 2017 y 2019 realizando entrevistas a personas que vendían productos medicinales en numerosos mercados tradicionales de Perú, Bolivia y el noroeste de Argentina.
Un grupo de científicos, principalmente de la Universidade Federal de Mato Grosso de Brasil y dirigidos por Merline Delices, publicó una visión general de la A. colubrina que demuestra cómo estudios farmacológicos recientes corroboran los usos terapéuticos populares de extractos de esta planta para curar heridas y como antiinflamatorio, antioxidante, antidiarreico, antifúngico y antitumoral. Los científicos advierten de que el uso no regulado de la corteza y las semillas de esta planta con fines medicinales y para experiencias psicodélicas recreativas puede provocar su extinción.