Lophophora williamsii
Wade Davis espera que tengamos siempre presente una verdad fundamental sobre este cactus: «De hecho, ahora sabemos, basándonos en recientes descubrimientos arqueológicos, que los nativos de México han comido peyote durante siete mil años«.
Sobre lo que caracterizan como un «cactus divino» utilizado por los indios huicholes de México, Stacy B. Schaefer y Peter T. Furst dicen: «El peyote sirve como fuerza enculturadora, haciéndose eco de los principios religiosos en temas recurrentes que trascienden a las visiones, a la palabra hablada a través de mitos y canciones, a las acciones en rituales y ceremonias, y a las creencias que impregnan todos los niveles de la conciencia individual y colectiva de los huicholes.»
En un fascinante artículo sobre el peyote y la salud de las mujeres, Stacy B. Schaefer concluye que es necesario seguir investigando cómo «la ingestión de alcaloides del peyote puede influir en la producción de hormonas en el sistema endocrino a través de las neuronas del sistema nervioso».
A lo largo de las décadas, Schaefer ha experimentado de primera mano cómo los huicholes «han desarrollado y puesto a punto una compleja y elaborada visión del mundo que proporciona a sus miembros herramientas y tradiciones para sanar sus cuerpos, promover la fertilidad, gestionar embarazos saludables y criar a sus bebés».
También es importante mencionar en el contexto de esta página web a la Iglesia Nativa Americana (NAC, por su sigla en inglés), establecida originalmente en Norteamérica en 1918 y que ahora cuenta con más de 250.000 miembros que forman parte de tribus reconocidas a nivel federal, y su uso del peyote como sacramento ritual.
La Ley de Libertad Religiosa de los Indios Americanos de 1978 protege el derecho del NAC a incorporar este cactus como parte de sus ceremonias.
El abogado Jerry Patchen ha escrito sobre cómo «la Iglesia Nativa Americana, asistida por etnólogos, etnobotánicos, antropólogos, farmacólogos y psiquiatras, fue la punta de lanza que estableció los precedentes judiciales y la legislación que dio lugar al uso legal del Peyote y el ayahuasca con fines religiosos en los EE.UU.».