Stephen J. Haggarty
Comentario sobre Microcosmos: Homenaje a las plantas sagradas de las Américas
Hacia una etnobotánica digital y el avance del «renacimiento arcaico
Pocas veces se encuentra uno con un proyecto de gran mérito, tanto científico como artístico, que haga aportaciones originales y significativas a ambos ámbitos de la actividad creativa. Sin embargo, éste es el caso del fascinante proyecto «Microcosmos», dirigido por Jill Pflugheber y Steven F. White, que pretende rendir homenaje a las plantas sagradas y medicinales de los pueblos indígenas de las Américas.
Si bien el campo de la etnobotánica tiene importantes fundamentos en los esfuerzos de los guardianes del conocimiento tradicional y ha tratado de estudiar sistemáticamente la relación de los seres humanos con las plantas desde principios del siglo xx, puede parecer incomprensible para muchos interesados en los variados miembros del Reino Plantae y Reino Fungi que en un momento dado, dibujos a mano, especímenes de herbario secos, y copiosas notas de campo fueron la única manera de preservar y documentar las maravillas del mundo natural. Aquí, en Microcosmos, gracias a los avances en fotografía digital y a la microscopía confocal de barrido láser de última generación que el Centro de Microscopía e Imágenes de la Universidad de St. Lawrence ha llevado a cabo de forma experta sobre especímenes cortados en láminas finas, se revelan de una forma sin precedentes los patrones morfológicos tridimensionales y las características celulares únicas de un fascinante conjunto de plantas y hongos con conocidas propiedades sagradas y a menudo psicoactivas. Muchas de las imágenes que contiene el proyecto son impresionantes y revelan la compleja arquitectura celular y el andamiaje que subyace a la estructura y función del mundo vegetal con un nivel de detalle que hasta ahora no se había captado para muchas de las plantas estudiadas. Ciertos aspectos inefables del espectro cromático y las características geométricas resultan familiares y extraños a la vez, si se tiene en cuenta la escala micrométrica que se representa y los complejos procesos biológicos evolutivamente esculpidos que intervienen en la generación de tales patrones.
Un aspecto fascinante de la recogida de imágenes fluorescentes fue la preparación de las muestras. Para ello no se utilizaron tintes químicos o anticuerpos añadidos exógenamente para detectar macromoléculas específicas, sino que se aprovecharon las propiedades fluorescentes intrínsecas y únicas inherentes al tejido analizado. Aunque muchas macromoléculas pueden contribuir al espectro de colores visibles, es casi seguro que algunos fluoróforos proceden de la constelación de pequeñas moléculas biosintetizadas endógenamente, muchas de las cuales son responsables de las propiedades medicinales y psicoactivas únicas de las plantas. Si se tiene en cuenta que estas plantas, codificadas genéticamente y alimentadas por la luz, poseen dentro de sus paredes celulares la capacidad de biosintetizar y almacenar una variada colección de moléculas estructuralmente complejas que, en muchos casos, incluso los químicos orgánicos sintéticos con más talento de la actualidad tienen dificultades para reproducir en el laboratorio químico, uno se da cuenta de las verdaderas maravillas de la naturaleza y de lo mucho que nos queda por aprender sobre la química y la biología de la vida.
Y lo que es más importante, cada imagen de una planta va acompañada de un comentario que teje con maestría y presenta conocimientos que se originaron con los pueblos indígenas de las Américas que trabajaron por primera vez con estas plantas, ideas resumidas en las contribuciones fundacionales al campo que incluyen Plantas de los Dioses (Richard Evans Schultes y Albert Hofmann), la Encyclopedia de Psychoactive Plantas: Ethnopharmacology and Its Applications (Christian Rätsch), Pharmacotheon (Jonathan Ott), y muchos otros documentos históricos como el Códice Florentino y descripciones de la época precolombina. Estas explicaciones empiezan a dar al lector una idea del significado cultural de estas plantas sagradas y señalan direcciones para futuras investigaciones.
Resulta emocionante que la colección de plantas fotografiadas incluya varios especímenes con sus nombres binomiales latinos junto con su conjunto completo de nombres tradicionales (por ejemplo, Psilocybe cubensis (Di-shi-tjo-le-rra-ja, Hongo de San Isidro, Seta Mágica, Tamu, Teonanácatl), cuya caracterización ha conducido a una mayor comprensión de la historia humana y ha revelado fitoquímicos biosintetizados en su interior que han proporcionado profundos conocimientos sobre los mecanismos que controlan los estados normales y alterados de conciencia, con varios de estos productos naturales y sus derivados a punto de catalizar una revolución en el tratamiento de la salud mental (por ejemplo, la psilocibina en la depresión resistente al tratamiento).
En conjunto, la fructífera colaboración transdisciplinar entre científicos y artistas que subyace en el proyecto Microcosmos queda patente por la cautivadora naturaleza de cada imagen y las implicaciones de los conocimientos y descubrimientos que aún quedan por hacer a partir del estudio de estas plantas. Al difuminar intencionadamente las fronteras tradicionales entre arte y ciencia, se consigue hábilmente que un público diverso contemple cuestiones críticas de nuestro tiempo relativas a la acuciante necesidad de prevenir la pérdida de biodiversidad en todas sus formas y garantizar la preservación de los conocimientos indígenas. En este contexto, aunque el zeitgeist, o espíritu de una época determinada de la historia humana, es más evidente en retrospectiva, a menudo se extiende simultáneamente por el mundo de la ciencia y del arte. En este caso, los temas que destaca Microcosmos ocupan un lugar destacado en el continuo «renacimiento arcaico» que busca encarnar la sabiduría de la naturaleza y recordar la interconexión del mundo y nuestro pasado. Con este espíritu en mente, Microcosmos inspira una sensación de asombro y nos conecta profundamente con nuestro pasado, lo que probablemente catalizará importantes descubrimientos en el futuro.
Stephen J. Haggarty, Ph.D.
Profesor asociado, Facultad de Medicina de Harvard
Director Científico de Neurobiología, Hospital General de Massachusetts, Centro de Neurociencia de la Psicodelia
Director, Laboratorio de Neurobiología Química, Centro Mass General de Medicina Genómica