Brugmansia spp.

Siempre que es posible, Microcosmos: Las plantas sagradas de América pretende poner de relieve la conectividad potencial entre los conocimientos ancestrales sobre plantas medicinales y los modelos científicos occidentales contemporáneos para el estudio de la botánica.  En este sentido, una de las colaboraciones transculturales más notables se produjo cuando el curandero kamentsá Salvador Chindoy compartió su sabiduría sobre las plantas en la década de 1940 con Richard Evans Schultes, cuando el renombrado etnobotánico de Harvard esperaba aprender más sobre las propiedades psicoactivas y curativas de las raras Brugmansias que sólo crecen en el valle colombiano de Sibundoy.

Salvador Chindoy, Kamëntsá shaman, Sibundoy Valley, Colombia
Anderson Debernardi, Brugmansias, photo Esthela Calderón, private collection

Ahora, muchas décadas después, Bernardo Chindoy, que ha conservado lo que aprendió de su abuelo Salvador y de su padre y su madre, trabaja con Federico Roda, profesor de la Universidad Nacional de Colombia (Bogotá), especializado en la genómica evolutiva y los metabolismos de las mismas Brugmansias que tanto intrigaron a Schultes. Juntos compartirán paradigmas para una comprensión más completa de estos potentísimos miembros de la familia de las solanáceas, misteriosos cultivares con nombres como Amarón, Biangán, Buyés, Culebra, Dientes y Quinde. En conversaciones con Roda, el taita Bernardo ha hablado de la importancia crucial de crear en las tierras de su familia un huerto de estas Brugmansias medicinales, también conocidas colectivamente como borracheros. Mencionó que, de hecho, cuando era más joven cultivó y conservó precisamente un jardín de este tipo. Trágicamente, sin embargo, la totalmente equivocada Guerra contra las Drogas del gobierno estadounidense, con sus catastróficas consecuencias ecológicas, destruyó las plantas chamánicas que prosperaban bajo su hábil cuidado. Vio cómo los venerados seres vegetales que utilizaba para curar a sus pacientes se quemaban y marchitaban tras la fumigación aérea de herbicidas que contenían glifosato. Bernardo Chindoy y Federico Roda tienen la esperanza de que sea posible un nuevo comienzo y de que la comunidad internacional haga donaciones a esta noble causa. Lea un ensayo de Federico Roda aquí.

Alistair Hay, uno de los autores del libro verdaderamente exquisito Huanduj: Brugmansia, afirma que «los incas eran relativamente recién llegados a la escena peruana, trayendo bajo su dominio a diversos grupos indígenas, y llegaron tarde en su historia a abrazar las plantas sagradas que habían sido durante mucho tiempo una parte central de las culturas religiosas de aquellos a los que conquistaron: las brugmansias alucinógenas estaban entre las más importantes para ellos.»

Continúa diciendo que las brugmansias «son sin duda el enteógeno sudamericano de élite, normalmente reservado para lo último en entrenamiento chamánico, los casos más difíciles de adivinación y curación, para el más feroz de los guerreros y el más valiente y hábil de los chamanes».

Confirmando esta idea, el antropólogo Glenn H. Shepard, Jr. sostiene que, según lo que ha observado en la Amazonia peruana, «una dosis mayor, que induce a la visión, de infusión de Brugmansia puede administrarse por vía oral como último recurso para tratar a personas con enfermedades incurables, brujería o accidentes graves. Este preparado se considera el más embriagador (kepigari) y fuerte de todos los medicamentos… La Brugmansia es la cirugía a corazón abierto de los Matsigenka, un último recurso de la más alta autoridad médica, reservado sólo para los casos más drásticos.»

En un artículo de Arteaga de García de la publicación académica especializada Revista Colombiana de Ciencias Químico-Farmaceúticas sobre las Brugmansias como especie prometedora para la producción de alcaloides tropánicos, especialmente escopolamina y atropina, que se utilizan en fármacos anticolinérgicos para tratar el trastorno pulmonar obstructivo crónico y la vejiga hiperactiva, así como para aliviar las náuseas asociadas al mareo por movimiento y a los tratamientos de quimioterapia, se descubrió que las hojas y flores de Brugmansia sanguinea tenían concentraciones especialmente altas de estos compuestos. La investigación actual en Brasil dirigida por Sandro Pinheiro da Costa adopta una perspectiva global sobre los usos terapéuticos de la Brugmansia suaveolens, citando por países en los que los preparados elaborados con distintas partes de la planta se utilizan para tratar el asma y los problemas bronquiales, los trastornos gástricos, las infecciones, las heridas, las úlceras, los dolores reumáticos y las infecciones vaginales.  También hay una sección dedicada a la toxicidad relacionada con las Brugmansias en forma de alucinaciones, histeria y otros síntomas anticolinérgicos. Se incluye aquí un breve análisis de los aceites esenciales de las flores de Brugmansia suaveolens que varían a medida que las flores maduran y cambian de color de amarillo a blanco y a rosa en un periodo de 24 horas.

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