Brugmansia spp.

Alistair Hay, uno de los autores del libro verdaderamente exquisito Huanduj: Brugmansia, afirma que «el pueblo inca fue relativamente recién llegado a la escena peruana, sometiendo a diversos grupos indígenas bajo su dominio, y llegó tarde en su historia a aceptar las plantas sagradas que habían sido durante mucho tiempo una parte central de las culturas religiosas de aquellos que conquistaron: las brugmansias alucinógenas estaban entre las más importantes para ellos».

Continúa diciendo que las brugmansias «son sin lugar a dudas los enteógenos sudamericanos de élite, normalmente reservados para lo último en entrenamiento chamánico, los casos más difíciles de adivinación y curación, para el más feroz de los guerreros y el más valiente y hábil de los chamanes».

Confirmando esta idea, el antropólogo Glenn H. Shepard, Jr. sostiene que, según lo que ha observado en la Amazonía peruana, «una dosis mayor, que induce a la visión, de la infusión de Brugmansia puede administrarse por vía oral como último recurso para tratar a personas con enfermedades incurables, brujería o accidentes graves. Este preparado se considera el más intoxicante (kepigari) y el más fuerte de todos los medicamentos… La Brugmansia es la cirugía a corazón abierto de los Matsigenka, un último recurso de la más alta autoridad médica, reservado sólo para los casos más drásticos».

En un artículo de Arteaga de García, Perea y Reguero de la publicación académica especializada Revista Colombiana de Ciencias Químico-Farmacéuticas sobre las Brugmansias como especie prometedora para la producción de alcaloides tropánicos, especialmente escopolamina y atropina, que se utilizan en los medicamentos anticolinérgicos para tratar el trastorno pulmonar obstructivo crónico y la vejiga hiperactiva, así como para aliviar las náuseas asociadas al mareo y a los tratamientos de quimioterapia, se descubrió que las hojas y las flores de Brugmansia sanguinea tienen concentraciones especialmente altas de estos compuestos.

La investigación actual en Brasil dirigida por Sandro Pinheiro da Costa adopta una perspectiva global sobre los usos terapéuticos de la Brugmansia suaveolens, citando por países en los que los preparados elaborados con distintas partes de la planta se utilizan para tratar el asma y los problemas bronquiales, los trastornos gástricos, las infecciones, las heridas, las úlceras, los dolores reumáticos y las infecciones vaginales.  También hay una sección dedicada a la toxicidad relacionada con las Brugmansias en forma de alucinaciones, histeria y otros síntomas anticolinérgicos. Se incluye aquí un breve análisis de los aceites esenciales de las flores de Brugmansia suaveolens que varían a medida que las flores maduran y cambian de color de amarillo a blanco y a rosa en un periodo de 24 horas. 

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