Leonotis nepetifolia
La Leonotis nepetifolia, aunque es originaria de África, donde su nombre común es Klipp Dagga, se ha naturalizado y puede encontrarse en todo el Caribe y América, así como en el subcontinente indio, donde hay más de una docena de nombres comunes correspondientes a la diversidad lingüística de esta región, entre ellos el de Oreja de León.
A veces se la considera una especie exótica invasora, pero más a menudo se trata de una planta muy venerada con muchas aplicaciones terapéuticas y connotaciones sagradas, especialmente entre los grupos indígenas como los cora (Náyari) (México) y los guaraníes (Paraguay).
En Trinidad se llama Shandilay y es una importante medicina popular utilizada para aliviar la fiebre y la tos, así como los síntomas de la diabetes y el asma.
Como sugiere su tallo cuadrado, pertenece a la familia de la menta (Labiatea).
En los países de habla hispana, los nombres comunes incluyen Flor de Mundo y Mota, un apodo que apunta al uso de sus hojas y flores secas fumadas como sustituto de la marihuana. Nos complace poder incluir imágenes confocales de las flores con sus notables yuxtaposiciones de texturas alrededor de los granos de polen, así como algunas de las visualizaciones de los tricomas más estéticamente complejas de todas las plantas que hemos podido incluir. El tallo recto, marcadamente largo y delgado de Leonotis nepetifolia le ha valido a la planta nombres en español asociados a bastones, cañas y varas que son símbolos de poder religioso: Bastón de San Francisco, Vara de San José y Vara de San Juan. En el nombre común Bola del Rey se puede ver la regia y ornamentada vaina esférica de la planta. Otro nombre común, Cordón de San Francisco, sugiere la forma en que el tallo parece crecer a través del centro de las múltiples vainas de semillas que, en este sentido, se asemejan al cíngulo de cuerda anudada de un monje. De estas esferas tan espinosas surgen multitud de preciosas flores peludas de color naranja.
Es interesante señalar que en Sudamérica (Paraguay, Argentina, Brasil, Bolivia y Uruguay), los no indígenas cultivan Leonotis nepetifolia cerca de sus casas con fines medicinales. Sin embargo, en la misma zona geográfica, los guaraníes cultivan esta planta, a la que llaman Corazón de San Francisco, principalmente porque sus flores tubulares atraen a los colibríes, especie que este grupo indígena considera mensajeros del rayo, una de sus deidades más importantes.
Investigadores de Minas Gerais dirigidos por Diego Pinto de Oliveira publicaron en 2019 una revisión de la Leonotis nepetifolia (llamada cordão-de-frade en Brasil) en la revista Natural Product Research. Los científicos identificaron siete flavonoides en esta planta (tres por primera vez) que demostraron «actividades antileishmaniales y anticandidales». Estudios anteriores, dicen los autores, muestran las «actividades analgésicas, antiinflamatorias, antioxidantes y antimicrobianas» de la L. nepetifolia. En conjunto, estas cualidades convierten a la planta en una excelente fuente potencial de nuevos fármacos para combatir la leishmaniasis, una importante enfermedad tropical infecciosa (propagada por flebótomos infectados) endémica en Asia, África, América y la región mediterránea. Cada año se producen hasta 2 millones de nuevos casos de leishmaniasis y 70.000 muertes en todo el mundo.