Echinopsis pachanoi (Trichocereus pachanoi)

Quizá la nueva investigación más convincente sobre el uso ritual del Wachuma, el cactus de San Pedro, sea la del argentino Leonardo Feldman.

Señala que San Pedro es una de las plantas de poder mejor representadas en la iconografía preincaica, que aparece en el arte de diversas culturas indígenas como la de Chavín (con su felino antropomorfo portador de San Pedro, absolutamente fascinante), Nazca, Moche, Paracas y Chimú.

Para Feldman, fue estimulante ver los cactus creciendo libre y abundantemente entre las ruinas del centro ritual del Templo del Lanzón en Chavín de Huántar.

El uso tradicional de este cactus, que contiene cantidades importantes de mescalina, se extiende al norte de Chile, el noroeste de Argentina, Bolivia, Perú y Ecuador.

Aun así, dice, los usos prehispánicos del cactus (como sacramento que facilitaba la comunión con los espíritus divinos de la naturaleza) siguen estando especialmente bien conservados en el norte de Perú, en la sierra de Piura (Huancabamba y Ayabaca), donde se encuentra el Complejo de las Lagunas de las Huaringas (Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO) con su ecosistema de páramo.

Feldman analiza la función social de San Pedro como medio de diagnóstico de enfermedades y de curación, así como de resolución de conflictos o de consecución de la prosperidad en diversas formas.

También se emplea en rituales para predecir el tiempo, hacer observaciones astronómicas y extraer la mamayacu, (la madre de las aguas sagradas de los lagos).

Incluso en la actualidad, afirma Feldman, el uso tradicional de San Pedro «representa un factor de cohesión social y de identidad cultural regional, a la vez que preserva un sistema religioso centenario».

En el pasado prehispánico, el cactus wachuma bien pudo haber servido como la base de una lingua franca religiosa y política panandina que permitió a las personas de diferentes grupos étnicos comunicarse, mediar sus diferencias y convivir a través de un intercambio ritual compartido.

Un equipo de investigadores académicos en Medios de Comunicación, Antropología Social y Periodismo de Ecuador y España dirigido por Ángel Torres-Toukoumidis investigó los rituales ancestrales de curación asociados al cactus aguacolla (Echinopsis pachanoi) en relación con las «repercusiones turísticas, históricas y patrimoniales» de los rituales realizados en la comunidad de Ilincho, en los Andes del sur de Ecuador. Las ceremonias son dirigidas por miembros de la etnia saraguro, que hablan runashimi (un dialecto kichwa) además de español. Como complemento al artículo descriptivo y explicativo publicado en 2022 en Sostenibilidad, existe un documental altamente informativo y poético de 28 minutos titulado «Aguacoya» (2021) dirigido por Isidro Marín disponible en YouTube. 

Para los investigadores, «el medio audiovisual permite captar esos breves momentos de intimidad y recogimiento» entre curanderos y visitantes en términos de «procesos cognitivos que no son verbales». La ceremonia filmada por los investigadores en la Fundación Salud y Nueva Vida del Centro Yachak de Ilincho fue dirigida por Yachak Polibio Japón y duró aproximadamente diez horas.  Yachak es una palabra kichwa que significa «sabio».  Los investigadores distinguen cuatro categorías de conocimientos medicinales utilizados por los saraguros: 1) wachakhampiYachak (comadronas que trabajan con mujeres embarazadas y bebés, 2) yurakhampiYachak (persona que utiliza plantas para curar enfermedades como dolores de cabeza o fiebres, 3) kakuyampiYachak (persona que trata problemas de huesos y articulaciones y 4) rikuyhampiYachak (curandero «que utiliza plantas enteógenas para curar enfermedades sobrenaturales en sesiones nocturnas llamadas mesadas.» En su conclusión, los autores, afirman que la «aguacolla es el elemento principal de la mesada [altar]» y se asemeja a «un árbol cósmico central que comanda el lugar de la ceremonia.»

Una serie de catorce lagunas en una zona de gran belleza austera del norte de Perú llamada Las Huaringas es el escenario de ceremonias curativas basadas en el conocimiento ancestral de plantas sagradas, entre ellas el cactus Echinopsis pachanoi (huachuma). Un equipo de investigadores dirigido por el peruano Miguel Ruiz publicó en 2024 un capítulo de un libro que examina los parámetros de lo que caracterizan como una industria de «turismo místico» cada vez más popular en esta región altoandina de Piura, cerca de Huancabamba. Sus objetivos incluían entrevistar a chamanes y turistas para presentar una comprensión más completa de cómo estos servicios benefician a los visitantes nacionales e internacionales con una amplia variedad de dolencias y deseos de experiencias espirituales, así como a la economía de la zona.  También examinan la perspectiva de los residentes locales, especialmente los que están preocupados por «la distorsión de la práctica chamánica con la presencia de curanderos fraudulentos que se aprovechan de las necesidades de los turistas». El estudio, realizado en diciembre de 2023, se centró en Laguna Negra y Laguna Shimbe y, en cuanto a la metodología, «adoptó un diseño fenomenológico porque pretendía recoger información durante o poco después de que los participantes completaran las experiencias rituales». Los investigadores descubrieron que los participantes experimentaban efectivamente «la autenticidad cultural, que para los residentes significa una herencia cultural transmitida de generación en generación». La eficacia del chamán, que invoca en las ceremonias tanto a un Dios cristiano como a deidades ancestrales incas, depende de la confianza y la fe de los participantes. La magnitud y la belleza natural del paisaje también «resaltan el ambiente místico de la zona», convirtiéndola en un lugar ideal para los «baños de florecimiento» y los rituales de curación con «pócimas que inducían estados alterados de conciencia». En cuanto a la planificación de futuras investigaciones, los autores señalan que «algunos chamanes pueden buscar formas de integrar sus prácticas con la medicina occidental o el turismo espiritual, mientras que otros pueden optar por mantener un enfoque más tradicional y resistirse a la influencia externa.»  

En su artículo “Save a Dragon, Slay the Grail” de How Psychedelics Can Help Save the World: Visionary and Indigenous Voices Speak Out, una colección editada por Stephen Gray, Laurel Sugden da la voz de alarma sobre las fuerzas que amenazan a la Echinopsis pachanoi en sus países andinos de origen, especialmente Perú. Éstas incluyen la destrucción del hábitat a través de proyectos mineros y de construcción pero, lo que es más significativo, las prácticas insostenibles de recolección que producen cactus destinados al turismo del San Pedro en Cusco y a la exportación ilegal desde Lima como polvo y virutas de San Pedro. Sugden, junto con su marido, el maestro huachumero Josip Orlovac del Río, cofundó el Colectivo Huachuma, que ha creado una alianza de curanderos, líderes indígenas y miembros de las comunidades andinas con el fin de «proteger, conservar y plantar huachuma, y explorar prácticas sostenibles para cultivar y trabajar con la medicina tradicional en Perú.» Para más información sobre su vivero, huertos comunitarios y proyectos culturales que apoyan la sostenibilidad entendida como reciprocidad, consulte https://www.huachumacollective.org/home.

Publicaciones Similares